jueves, 6 de octubre de 2011

Buscando.

Desde el primer instante de tu vida, te hacen saber que estas aquí para algo.
Tu madre te da de mamar, para que crezcas, te enseñan a hablar pues el día de mañana tendrás que comunicarte, dejas de gatear para caminar. Sigues creciendo, vas a la escuela, aprendes lo que es el respeto y ya vienen los números, las ciencias, el léxico e incluso el deporte. Terminas el colegio, por regla general nos educan con un objetivo, que no es otro que el de ser alguien, para eso, en los tiempos que corren mama y papa hicieron un gran sacrificio y te mandaron a la universidad,  importa poco que tu prefieras trabajar en el kiosco de la esquina, porque te guste tu barrio de siempre o el trato con la gente, tu lo que necesitas es un trabajo de verdad, un futuro.
Que subjetivo resulta aquello tan objetivo como un trabajo de verdad.  Lo dicho no solo papa y mama sino la sociedad de a pie, se preocupa por ti, por aquello de que no te miren por encima del hombro y quieren que seas un distinguido abogado o una gran hombre de negocios.
¿Pero donde se encuentra un trabajo de verdad? ¿Tal vez pidiendo la vez en la cola de la pescadería? ¿En alguna interminable fila del INEM? O de portazo en portazo tras otra entrevista fallida.
En toda esta búsqueda de algo necesario para el desarrollo del ser humano, tal vez se nos olviden varias cosas, la primera de todas, como estamos aquí para ser felices, luchen por el trabajo de verdad de su vida, empápense en la bibliotecas si quieren ser ingenieros, toquen las guitarra hasta que rompan las cuerdas si quieren ser estrellas del rock, regalen una sonrisa cuando pongan el primer café del día si deciden ser camareros… y sobre todo no dejen de creer en ustedes mismos, si es cierto, nos inculcan que debemos ser alguien, que debemos tener un trabajo, pero decidan por ustedes mismos al final y al cabo una vez que termine su búsqueda, ese será su pan de cada día.
María E.

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