martes, 22 de noviembre de 2011

No hay trabas para luchar cuando la organización sindical no lo hace

La esfera pública periférica en el ámbito económico la forman todos los trabajadores concienciados con las luchas obreras, en cada uno de sus puestos de trabajo, pero no por ello se ven con necesidad de acceder a la esfera pública central para hacer ver a toda la sociedad sus problemas. Sin embargo, la lucha se desvirtúa bajando a un nivel inferior (dentro de la empresa) que ni siquiera obliga a los trabajadores a afiliarse a los sindicatos para que sus luchas sean representadas. Estos trabajadores eligen a sus representantes bajo una fe ciega, en cuanto que los elegidos muchas veces actúan movidos por sus propios intereses y, se benefician de la pasividad o falta de interés de los trabajadores a los que representan, igual que lo hace el Estado. Estas esferas públicas periféricas (trabajadores concienciados) empiezan a hacer presión cuando ven que el Estado de bienestar en el que vivían se está restringiendo o coartando por el Estado, y presionan por medio de sus vías de acceso a la opinión pública y también a la esfera pública central para hacer visibles sus problemas. Esta lógica se explica con la teoría de las necesidades de Maslow.

Consiste en una pirámide que representa el Estado del Bienestar. En la base se encuentran las cosas más básicas y en la cima se encuentra la comodidad total. El sistema capitalista afecta a un nivel superior de la base, en la que las inquietudes y necesidades cambian, puesto que ya están cubiertas nuestras necesidades físicas de comer, dormir, placer, etc. y aspiramos a una cada vez mayor comodidad. En un principio esta comodidad es real, con el comienzo de la democracia y el reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales, pero a medida que el sistema avanza y la democracia también, se van perdiendo las ideas en las que se basó en un principio, hasta tal punto que la economía y la política funcionan de una forma casi irracional. Se entiende irracional a causa de la amplitud de los factores que en influyen en la economía y la política, que hacen que sean fenómenos casi inabarcables por la razón humana para hacer juicios certeros sobre ella. Se van creando necesidades falsas o irracionales por medio del consumismo y la publicidad del sistema capitalista, donde la demanda es tal que no se para de producir y tampoco de vender. Las ventas bajan en un momento dado por el descontrol de la economía, en la que todos se mueven por intereses propios. También baja la financiación y los puestos de trabajo se destruyen. Las esferas públicas periféricas y, en general, los trabajadores, ven afectado su estatus en la pirámide de las necesidades, e incluso algunos temen que se destroce la base de esa pirámide. Presionan a los sindicatos, a los políticos y a los empresarios, pero sus intentos se ven manipulados por los medios de comunicación, haciendo del debate un espectáculo político y de las acciones obreras unas luchas sin sentido. Esto obliga a los trabajadores a recurrir a sus propias herramientas de organización, mediante la creación de redes propias que sostengan una lucha obrera común.

J.M.W.

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