sábado, 3 de diciembre de 2011

"Es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar..."

Vieja canción popularizada por Luis Aguilé, nos da con ritmo el sentimiento de pereza que a veces nos produce una de nuestras obligaciones.
Pero y aquella frase de que "el trabajo dignifica mucho" que levante la mano quien le apasione madrugar, quien le guste esas tan amenas charlas de su jefe, esa competencia absurda con su compañero, ese recorrido del metro a la oficina, esos cafés de máquina, ese ojo de tu jefe que sabes que no está pero te pesa como una losa en la nuca y así hasta un sin fin de banalidades y no tan banalidades pequeñas cosas que completan nuestro día cotidiano de trabajo.
Está claro, que se está mejor con Curro en el Caribe o en un sueño dorado viviendo de las rentas, pero desafortunadamente la Duquesa de Alba se llevó muchos títulos por nada y al resto nos toca currar.
Pero también párense un segundo a pensar, algo es lo que venimos hacer en esta vida, la parranda con los amigos, los amores, los hijos, los vicios y no vicios están muy bien, pero....Pero nuestros esfuerzos, ganas de aprender, enriquecernos tanto como personas como la billetera son intenciones latentes en cada ser humano. De ahí que el trabajo dignifique mucho, ocupa 40 legalmente horas semanales, q suelen ser muchas más o menos, durante años nos preparamos para algo que resulta ser de lo más inesperado, pero que intrínsecamente forma parte de nosotros, nuestro tiempo, nuestro pasado y nuestro día de mañana, eso es el trabajo, así que siempre será una lata levantarse, pero también es un bien que nos da a nuestro yo interior esa sonrisa de realización.
María E.

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