jueves, 1 de diciembre de 2011

Inglaterra vive la mayor huelga en el sector público de los últimos 40 años

Los trabajadores del sector público británico vivieron en la jornada de ayer la mayor huelga desde los años ochenta. Decidieron mostrar su repulsa a la reforma del sistema de pensiones propuesta por el gobierno de David Cameron.

El paro se hizo notar especialmente en las escuelas, tal es así que el Gobierno admitió que el 60% de las escuelas públicas no abrieron. También se notó en la sanidad, donde se aplazaron operaciones y consultas, además las ambulancias solo atendían casos de extremada urgencia.

Los británicos con esta huelga plasman su rechazo absoluto a ser los damnificados de la crisis económica. El manual sobre recortes de derechos sociales parece situarse entre los más leídos y practicados por los dirigentes europeos y de nuevo, los empleados públicos parecen condenados a ser el foco principal de los abusos. Esta vez, el gobierno de Cameron busca aumentar la edad de jubilación, hasta los 66 años en 2020 (teniendo en cuenta que ahora está en los 60 años) y disminuir el salario de los trabajadores públicos.

Los medios de comunicación británicos no quisieron ser menos que sus colegas europeos, por lo que decidieron posicionarse en el tratamiento de la huelga. No querían dejar pasar su oportunidad para recordar los gastos que suponen los paros durante una jornada entera. El perjuicio económico que supone para la sociedad los hachazos diarios a sus salarios y a su bienestar son mostrados como daños colaterales. Los ciudadanos somos meros instrumentos que los gobiernos moldean a su antojo, con el beneplácito de los medios de comunicación.

El Gobierno calificó esta huelga de “inapropiada, inoportuna e irresponsable”. Si desgranamos un poco estas calificaciones se caen según las nombramos. Es de una enorme bajeza moral, trasladar la calificación de irresponsabilidad a aquellos que secundaron la huelga, cuando es el propio sistema del liberalismo económico, secundado por los gobernantes, el que evade cualquier responsabilidad de esta crisis económica. Mientras el pueblo no esté representado por sus gobernantes deberíamos tener más precaución al utilizar el término “democracia” para dirigirnos al sistema político de un Estado.

Aurora Mesto

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